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detrás de la puerta después de tirar del pestillo de la puerta. ¿Y? ¡Nuestro padrino! ¡Irrumpió sobre nosotros! ¿Quién? Tu amigo. Mis bebés. Mis bebés. Mis bebés. Vamos a llevarte a la cama. ¿Mamá? Niño, niño, niño. ¿Qué pasa, cariño? ¿Qué sucedió? Está bien, está bien. Está bien. Está bien. Está bien, cariño, está bien. Está bien. ¡Ven! ¡Ven rápido ya! ¡Ven! Eso es. No queda nada de ellos. No queda nada. Mis pobres, pobres bebés. Mis bebés. Mis pobres, pobres bebés. ¡Maldito vagabundo! Me sabía indefensa. con una casa llena de niños. .y profanó mi hogar. ¡Que así sea! ¡Ninguna acción queda sin recompensa! Tal vez sea mejor dejarlo en manos de Dios. ¿No nos dices siempre que no busquemos venganza, sino que dejemos espacio para la ira de Dios? ¡Esta vez no, querido! En tu camino hacia Dios, ¡los santos tendrán tu alma! ¡Sólo recuerda lo que te digo! Si él vuelve a poner un pie aquí. .¡tendrá su merecido! ¡Maldito cerdo! El descaro que tuvo para venir aquí y sonreírme. ¡Vaya, le daré una lección! ¡Vamos, que empiece la hazaña! Voy a bajar un poco la colina. ¡Volveré enseguida! No tienes que preocuparte. ¿De acuerdo? ¡Vamos! Volveré antes de que te des cuenta. ¡Buenos días, señorita! ¿Qué te trae por aquí? ¡Bueno sea tu corazón! ¡Es donde el camino me llevó! Ya sabes cómo es. La necesidad te lleva donde no tienes que estar. ¿Y qué necesidad sería esa, querida? Bueno. No sé quién fue el que pasó por mi casa en mi ausencia, ¡pero sé que me hizo mal! ¿Cómo es eso? Encontró a los chicos solos. Los mató y descuartizó y me dejó de luto. ¡No! No me digas. A partir de ahora, lo que yo diga o deje de decir no cambia nada. La acción está hecha. Mis pobres bebés están ahora con Dios. Por eso estoy preparando un pequeño banquete como ofrenda para honrarlos a ellos y a la Santísima Trinidad. Y pensé en darte la bienvenida a ti también. ¡Felizmente, por supuesto! ¡Felizmente! Pero hubiera sido más feliz ¡si me hubieras invitado a una boda en su lugar! ¡Te creo, de verdad! Pero las cosas nunca son como queremos que sean. Son como Dios quiere que sean. Abre, cariño, ¡soy yo! ¡Ven, ayúdame a poner la mesa afuera!
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